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Este domingo 13 de agosto se realizarán en Argentina las P.A.S.O., es decir, las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, a partir de las cuales los ciudadanos mayores de dieciséis años votarán para definir quiénes serán los precandidatos que participarán, finalmente, en las elecciones generales programadas para el 22 de octubre próximo. El resultado de las P.A.S.O será un buen indicador para identificar a las fórmulas de presidente y vicepresidente que podrían tener más opciones o de ganar en primera vuelta o de pasar a un balotaje (donde se enfrenten las dos más votadas).
Según se conoce, tres son las coaliciones partidarias más representativas para estas elecciones, las cuales podemos definir del siguiente modo:
(i) Juntos por el Cambio, de marcada orientación de “centro-derecha”, aunque con incorporaciones de tendencia socialista y progresista. De esta coalición, dos son los precandidatos más destacados: el actual jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y la exministra de Seguridad en el gobierno de Macri, Patricia Bullrich.
(ii) Unión por la Patria, de marcada tendencia peronista y destinada a ser la coalición derivada del Frente de Todos (agrupación del oficialismo liderada por el “Kirchnerismo”). El precandidato más destacado es el actual ministro de economía, Sergio Massa.
(iii) La Libertad Avanza, coalición de corte liberal en temas económicos y de tendencia conservadora en términos políticos y sociales, totalmente opuesta a las ideologías de izquierda. El único precandidato es el economista y diputado nacional Javier Milei.
En un país que enfrenta una crítica situación económica, donde el creciente nivel de inflación, la pérdida continua del valor de su moneda, el aumento de los indicadores de pobreza y una serie de restricciones al movimiento de capitales y a la libre empresa hunden a los argentinos en una profunda desazón y en un patente hastío, estas elecciones presentan un rasgo muy particular: Es la primera vez, después de varias décadas, que un partido “de derecha” y de corte estrictamente liberal crece con fuerza en las encuestas y logra convocar a un creciente número de argentinos (especialmente entre los más jóvenes) bajo las ideas del liberalismo, tanto desde una perspectiva económica como moral. No en vano, el mensaje que se enarbola en La Libertad Avanza, en palabras de Javier Milei, se sintetiza en lo siguiente: “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa de la vida, la libertad y la propiedad”.
En tan solo dos años, la coalición liderada por Milei se ha fortalecido como alternativa política que propugna una gradual reducción del Estado y una mayor flexibilización y desregulación de los mercados. El objetivo es, claramente, eliminar las distorsiones que un Estado muy intervencionista genera en el sistema de precios de bienes y servicios, de tal modo que los agentes económicos puedan tomar mejores decisiones de inversión, se fomente la generación de empleo con mejores salarios, se incremente el ingreso per cápita y, en consecuencia, se reduzcan notablemente los niveles de pobreza. El proyecto de La Libertad Avanza propone un horizonte de largo plazo para desarrollar tres generaciones de reformas que permitan que Argentina, en palabras de Milei, “vuelva a ser una potencia mundial en 35 o 40 años”.
¿Cuáles son las principales reformas? Las propuestas económicas y financieras de Milei toman en cuenta tanto la secuencialidad como la velocidad con la que deben ejecutarse las reformas: todas, en mayor o menor medida, responden a un orden y a un ritmo que debería asegurar la minimización de los costos sociales y económicos asociados a los cambios drásticos que supone lograr la tan ansiada estabilidad de precios. En primer lugar, están las reformas fiscales, monetarias y laborales, las cuales deberían conducir a la eliminación del déficit fiscal, la reducción de 21 a 8 ministerios, la reducción de impuestos, la gradual eliminación de la obra pública (incentivando la participación del sector privado), la eliminación definitiva del Banco Central (con la consecuente e inevitable dolarización de la economía), el retiro de los “cepos” (restricciones a los flujos de capital) y, finalmente, la desregulación de los mercados laborales para fomentar un sistema privado de seguro de desempleo. Luego, dadas esas reformas, se espera que Argentina esté en condiciones de competir en los mercados internacionales y, por tanto, se abriría plenamente la economía al comercio internacional.
Resulta importante revisar con más detalle otras reformas propuestas por Milei que bien podrían aplicarse en nuestro país, pero ello excede los límites de este post. Algunas de sus propuestas son innovadoras y basadas en teoría y evidencia empírica de modelos de crecimiento económico, tales como aquella que postula la creación del ministerio de capital humano (donde se integrarían cuatro secretarías denominadas Niñez y familia, Salud, Educación y Trabajo). Además, la implementación de un sistema de vouchers que el Estado entregaría directamente a las familias para que estas, libremente, elijan donde invertir en educación (sea pública o privada), incentivaría la competencia entre colegios y universidades y mejoraría la calidad de los servicios educativos.
Dado lo descrito, convengamos en que la posibilidad del éxito electoral de un espacio político liberal surge en un contexto regional donde han ganado terreno las ideologías de izquierda. En medio de lo que se ha denominado batalla cultural, el Socialismo del Siglo XXI tiene aún una fuerte influencia en el discurso político, creando, en muchos casos, narrativas que tienden a fomentar en la población mayor dependencia de un Estado centralizado y planificador para mejorar su bienestar (“Estado paternalista”). En este escenario, el surgimiento de la figura de Milei y la cada vez mayor propagación de las ideas liberales-libertarias en Argentina abren un espacio para contrapesar la fuerte carga ideológica de izquierda que ha prevalecido en los últimos veinte años en nuestros países y que ha denigrado el carácter capitalista y liberal que, según datos empíricos, ha sido la clave que ha llevado a los agentes económicos de los países más desarrollados a reducir significativamente los niveles de pobreza de la población.
Los resultados electorales de las P.A.S.O en Argentina dilucidarán si en nuestra región podría, en efecto, haberse iniciado un muy necesario cambio de rumbo.
Por: Walter Zuta
11 de agosto de 2023